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Lavaderos públicos: crónica de una época 'sin lavadoras, ni internet, ni teléfonos para contar cosas...' Un patrimonio cultural a conservar

Lavaderos públicos: crónica de una época 'sin lavadoras, ni internet, ni teléfonos para contar cosas...' Un patrimonio cultural a conservar

Les hablamos desde Radio Camargo (siempre interesados en nuestra historia) en esta ocasión de los "lavaderos"  de nuestro municipio, importantes puntos de reunión y encuentro en otras épocas, focos de sociabilidad femenina, trasiego de información, origen de chascarrillos, refranes, leyendas, habladurías, antaño muy populares en nuestros pueblos, y hoy simple crónica de una época en la que el contacto social no entendía de redes sociales, Facebook, Twitter, grupos de whatsapp, tecnología audivisual, radio, televisión, internet... 

Lavaderos que en muchos casos han desaparecido o a duras penas permanecen en pie, si es que no han tenido la suerte de ser restaurados como lo fue el Lavadero del Real, en Maliaño hace unos años.

Contacto social y humano, puro y duro, para una población femenina que en los núcleos rurales no contaba con demasiados lugares ni pretextos para encontrarse, y sobre la que recaía la tarea del lavado de la ropa como una actividad exclusiva, vetada para los varones que, liberados de las tareas domésticas, contaban con otros muchos lugares para su esparcimiento como la bolera, la tasca, la plaza... ¡Cuánto han cambiado afortunadamente las cosas!

En Camargo -como queda dicho- el recuerdo de lo que un día supusieron los lavaderos permanece como mejor exponente en el restaurado, allá por 2006, Lavadero del Real, en el alto Maliaño (presente en la foto de 'radiocamargo.es' que preside este artículo)

Un trabajo de documentación histórica llevado a cabo por el vecino de Escobedo José Ramón García Arce pone de relieve, a modo de homenaje, su valor cultural y etnográfico.

Y es que, en efecto, los lavaderos públicos era recintos de gran contenido y valor sociológico y etnográfico en los cuales surgían máximas, refranes, expresiones... ¿sabía vd. que el origen del dicho "lavar los trapos sucios" (en relación a contar intimidades propias o ajenas) o "hay ropa tendida" (como modo de avisar que no se puede hablar de "según qué cosa" delante de una persona determinada, o de algún niño, que no debe escuchar lo que se dice) surgieron en lavaderos públicos?

Los lavaderos eran en el pasado acotados espacios para las mujeres. Los hombres nunca lavaron en público. Ahora sí que lo hacen, pero en casa. Nunca un hombre tenía acceso al lavadero, e incluso existen ordenanzas del pasado que prohibían a los hombres detenerse en él a mirar a las mujeres, bajo pena de multa y tres días de cárcel, como han recogido diferentes historiadores.

Los lavaderos, que fueron testigos de la evolución de muchos pueblos, sobre todo en el ámbito rural, han ido viendo cómo su número iba descendido de manera considerable, desde que las nuevas tecnologías empezaron a facilitar el lavado de la ropa. Una actividad que está unida irremediablemente a la historia de las sociedades organizadas y a la aparición de un determinado grupo encargado de actividades relacionadas con el concepto de higiene, limpieza, urbanidad y progreso. El término "lavaderos" es usado desde el siglo XVI para designar el “lugar destinado para lavar la lana, ropa u otra cosa”

Los lavaderos públicos, que solían ser municipales y eran los concejos y pedanías quienes se encargaban de su mantenimiento, fueron mucho más que un lugar donde lavar la ropa.

Cada lavadero (construcción realizada al aire libre cubierta de una techumbre y alimentada por una corriente de agua, procedente de una fuente o acequia) congregaba cada tarde a decenas de mujeres que acudían cargadas con cerradas, cestas y calderos a lavar la ropa. 

La mayoría de ellos fueron construidos en el siglo XIX y principios del XX, una infraestructura que fue un alivio para las espaldas de muchas de aquellas mujeres que se pasaron media vida frotando con la pastilla de jabón agachadas, en la acequia, balsa, regato, río... Hoy suena extraño. Sí. Nos chirrría. Pero la historia en no pocas ocasiones se ha escrito así. En Camargo contamos con muchos casos, el citado del 'Real' en Maliaño, el de Quevia, en la misma localidad, en Revilla, Escobedo, Camargo Pueblo, y -en definitiva- en todos nuestros pueblos.

Con la llegada de la lavadora los lavaderos pasaron al olvido en su dimensión funcional, pero nadie duda de que fueron verdaderos centros de socialización del mundo rural. No había pueblo que no luchase, durante el siglo XIX, por la construcción de un lavadero, el único método conocido hasta la fecha para aliviar el dolor de las espaldas de las mujeres que se pasaban horas arrodilladas, frotando la ropa de la familia

Estos lavaderos servían para que las mujeres del pueblo pudieran lavar la ropa, llevando consigo, el jabón, la ropa sucia, el raspador, la cuba.... Pero al mismo tiempo, estos lavaderos eran como un centro social, ya que era el lugar de reunión de las mujeres del pueblo, donde se comentaba cualquier acontecimiento que ocurría en el mismo.

José Ramón García Arce recuerda en su trabajo que hace algunos años se realizó un estudio mucho más exhaustivo y detallado sobre los lavaderos en Camargo pero que "conviene volver sobre él para que las futuras generaciones conozcan mejor un trocito de nuestra historia a lo largo de los siglos XIX y XX, porque desde la fecha de restauración del lavadero del Real en Maliaño este tipo de construcciones ha caído en el olvido, y si no se toman medidas de protección, acabarán desapareciendo"       

En el Valle de Camargo existe una gran cantidad de manantiales o fuentes en su parte alta y arroyos, que confluyen algunos de ellos en la parte más baja del valle en pequeños “ríos”, que vierten sus aguas en la llamada “Ría de Boo”, acceso del mar hacia la tierra. Desembocan en él pequeños cauces como los llamados “Collao y “Bolado”, lo que permitió que la construcción de lavaderos contara con las adecuadas condiciones hídricas.

MANANTIALES Y ARROYOS. RAZÓN DE SER DE LOS LAVADEROS EN CAMARGO

En la zona del Barrio alto de Escobedo, con su cadena montañosa más alta a unos 278m. aprox. sobre el nivel del mar, llamado el Monte Mayor (la zona más alta del Valle) se encuentran los primeros  manantiales y arroyos que fluyen vertiente hacia su parte norte y oeste de la ladera, alguno de ellos introduciéndose y desapareciendo unos metros antes en dos cuevas, una la famosa del “Pendo” y otras más pequeñas de distintos nombres como “Covachos”,  etc. Uno de estos arroyos de nombre el “Río” y las dos peñas de nombre "Peña Isla" y "Peña Jorao"

En la vertiente este del mismo monte y paralela a la anterior separada por una loma nos encontramos con varios manantiales y arroyos (uno de ellos con fuente de nombre “Fuente Benita”) que vierten sus aguas a una contigua vaguada, donde se encuentra en su parte más baja otra pequeña cavidad del mismo nombre y que alrededor de ella desaparecen, filtrándose a través del el terreno.

Más adelante ya en el mismo Barrio Alto encontramos más manantiales, algunos con nombre propio como por ejemplo “Rebaños” del  cual se construyó otra pequeña fuente para el consumo humano y que desciende pendiente abajo hasta el hoyo de “San Esteban”, que toma su nombre por estar situado a escasos metros de la ermita del “Santo” y dieron el nombre al antiguo “Lavadero”, punto de reunión antaño de las mujeres donde lavaban la ropa. Este antiguo “Lavadero” además también se nutría de pequeños arroyos que también discurrían por las vertientes de su alrededor.

En la ladera oeste de la sierra del “Monte  Mayor”, lindando con “Piélagos", a pocos metros de la famosa ermita de “San Pantaleón” encontramos otro pequeño manantial con su correspondiente arroyo, que toma el mismo nombre del Santo y que antiguamente servía para beber y aprovisionamiento de agua de los peregrinos del “Camino de Santiago” en su ruta por el norte, en el que años más tarde se construyó un pequeño abrevadero para el ganado local, actualmente en desuso.

En la parte este del Barrio Alto, lindando con la mina la “Paulina” de Camargo, encontramos  distintos arroyos. El más importante es el denominado la “Pelia”, de similares características que el anterior con su fuente o manantial y lavadero, que vertían sus aguas ladera abajo cruzando la carretera que sube al Barrio Alto (antigua "carretera de Burgos”) filtrándose más adelante y desapareciendo éstas camino de la zona de “Cacite”, ya en la zona baja del pueblo de Escobedo. Al lado mismo donde desaparecen estas aguas, a poco de llegar a la ermita de San Esteban, también discurre un pequeño manantial donde se ubica un pequeño bebedero hoy también en desuso y cubierto de maleza.

En la parte más baja de Escobedo, ya lindando con la llanura del pueblo, también hubo otro antiguo “Lavadero” de nombre la “Fuentona” y que está ubicado en el barrio “La Fuente", que se nutre de los pequeños arroyos (sobre todo en el invierno) que discurren de la parte oeste de la mina y prados de alrededor. Estas aguas se filtran por  debajo de la “Peña del Rio”, muy próxima a ellos, para volver a aparecer como nuevo manantial, con el nombre del “Collao”, en el pueblo vecino de Camargo.                                                                    

José Ramón García Arce, en este trabajo, insiste por último -como línea argumental central de todo el estudio- en lo que considera una "asignatura pendiente" de las distintas Corporaciones: "identificar, restaurar y proteger nuestro patrimonio histórico y cultural local...en este caso a través de esas entrañables construcciones que tanta importancia tuvieron en la vida social de las generaciones que nos han precedido"

¡ATENCION!

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Modificado por última vez enViernes, 11 Septiembre 2015 07:45
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