Un administrador judicial, al frente del 'Club Parayas' en lugar de la Junta Directiva, que ha solicitado la liquidación

No corren buenos tiempos para el Club Parayas, ubicado en terrenos próximos a la Punta de Parayas, asfixiado por dificultades económicas que amenazan muy seriamente su supervivencia después de tantos años de actividad.

Situación que, por cierto, no es nueva. Ya en 2014 la entidad privada se declaró en concurso de acreedores, 'estrangulada' por unas deudas que ascendían entonces a 550.000 euros, de los que 300.000 eran para la propietaria de los terrenos y sociedad matriz, Inmobiliaria Parayas, también afectada por problemas financieros y en situación actual de 'pre-concurso'.

De hecho, la Junta Directiva del Club, ahora sin funciones, planteó en la última asamblea dividir la finca de 93.000 metros cuadrados y propiciar, como última tabla de salvación económica, una desafección de terrenos que permitiera vender una parte de los mismos para generar ingresos.

Lo cierto es que aquella situación de concurso del Club Parayas de 2014 desembocó en la obligación de empezar a pagar a los acreedores, según el convenio, en septiembre de 2016, algo que se ha venido cumpliendo hasta que la incapacidad para hacer frente a las deudas ha conducido a un callejón sin salida que ha obligado a la Junta Directiva de la Sociedad a solicitar la liquidación.

La pérdida de socios y la imposibilidad de generar recursos suficientes han impedido contraer nuevos compromisos con trabajadores, Seguridad  Social y Hacienda. De hecho, a pesar de comenzar los pagos con los acreedores en septiembre de 2016 (como acabamos de comentar), a los primeros (unos 17 trabajadores fijos) se les adeuda unos 60.000 euros, a algunos hasta nueve nóminas y media. Desde la institución comentan que en torno al 75% de los costes del Club son de índole salarial.

El embargo de las cuentas del Club y de la Inmobiliaria Parayas (propietaria de los terrenos) por parte del Ayuntamiento de Camargo, en virtud de la deuda contraída con la administración local desde hace meses y conforme a Ley, ha precipitado las cosas. Desde la Junta Directiva saliente, y que carece ya de representación legal, se cita a este embargo como 'detonante final' de la situación.

Lo cierto es que desde el pasado viernes 24 de marzo un administrador concursal, Amalio Miralles, dirige la sociedad para cerrar o vender la entidad, previa liquidación de activos, con el 'hándicap' negativo de que ésta carece de más patrimonio que las cuotas de casi 500 socios (por unos 10 no se llega a esa cifra) y el contrato de arrendamiento de la Inmobiliaria Parayas, propietaria de la gran finca en que se asienta. Todo esto implica que el cierre definitivo será difícil de evitar.

El Administrador cuenta en la tarea con la colaboración de la Junta saliente, sin funciones, y de quien ha sido su Presidente Eloy Guitérrez.

Entre los principales objetivos del Administrador figura el que no aumente la deuda de la Sociedad, a través de un 'plan de ajustes' que -como cualquiera puede entender- pasa por despidos, realidad intrínsecamente unida a la eufemística expresión de 'reducción de carga salarial'. Y ello como consecuencia del escaso margen de maniobra con el que se cuenta si se quiere explorar la única vía que mantenga la entidad 'viva' y permita situarse ante una coyuntura que haga viable una venta a una hipotética empresa interesada en su compra y gestión. Difícil misión.

Sea como fuere, el día 20 de marzo, la Junta Directiva solicitó al Juez la liquidación ante la imposibilidad de pagar a empleados y acreedores. Desde el viernes 24, como queda dicho, el Administrador judicial Amalio Miralles Gómez gestiona el más que 'incierto' presente de la Sociedad. 

Si un milagro no lo remedia, la cuenta atrás para el fin de actividad del Club Parayas podría haberse iniciado ya.